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/* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:”Tabla normal”; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-priority:99; mso-style-parent:””; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin-top:0cm; mso-para-margin-right:0cm; mso-para-margin-bottom:10.0pt; mso-para-margin-left:0cm; line-height:115%; mso-pagination:widow-orphan; font-size:11.0pt; font-family:”Calibri”,”sans-serif”; mso-ascii-font-family:Calibri; mso-ascii-theme-font:minor-latin; mso-hansi-font-family:Calibri; mso-hansi-theme-font:minor-latin; mso-fareast-language:EN-US;} El humano en perseguir cosas vanas siempre malgasta su existencia porque las pasiones lo mantienen cautivo, por eso continuamente malgasta sus emociones por tratar de acallar la conciencia, la vida es como un remolino que lo empuja en busca de su destino hacia la inclinada pendiente, como un sonámbulo va por la vida hasta que la muerte apaga ese fuego vehemente; vencido por las penas de lo insano llenas, como enfermo delirio entre voces de lamento que corta el angustiado viento va purgando gran martirio. El hombre parece un reo que no encuentra motivos para seguir adelante, hasta su alma ha perdido y salvarla es sus desesperación, por ello lentamente va feneciendo. Soberbio por sus inventos va gritándolos por todos lados y en su obnubilada mente, que es una vergüenza para ciencia, se esconde en su no muy justificada inconsciencia para destruir este grandioso planeta. Las metas del ser humano siempre se quedan truncas porque la ambición y las pasiones le obscurecen el claro pensamiento y del hombre de ideales, valores, ilusiones y proyectos, ya no queda absolutamente porque se ha convertido en un ser de corazón frío, sin amor al prójimo, con la negativa idea de amasar fortuna para dilapidarla en cosas baladíes para su propia perdición, el odio es lo que dirige todas sus acciones, la avaricia y la prebenda, sembrando el mal con sus agresiones desde tiempos ancestrales, para forjarse un futuro demasiado incierto. Las guerras , los abusos y las traiciones son práctica de cada día por ello la dulzura de su alma ha sido sustituida por una negra amargura, que es la que le dicta el actuar de su persona, por ello despreciable criatura, de que te ufanas tanto si no has logrado cosas de gran encomio, debido a que bajo ese rostro de inocencia siempre planeando algo detestable te sorprenden los desvelos Tu obsoleta razón que esgrimes para el perdón, no justifica tus hechos de excesiva destrucción, por ello es de urgencia señalarlo aunque parezca necedad insistir, por tu mal proceder cavas un final amargo. Este hermoso poema que tiene como finalidad señalar en la humanidad el desviado camino que desde hace algunas centurias ha marcado y con lo cual, la raza humana está propiciando su desaparición de este asombroso planeta que un día le fue entregado, pero que torcida senda lo ha convertido en un páramo y está a punto de terminar con el. Del libro “Caminos” publicado en 1998 esta singular composición poética, espero la disfruten.
TRUNCOS IDEALES
Humano, de qué te ufanas
si en perseguir cosas vanas
escápase tu existencia,
vives preso en las pasiones,
malgastas tus emociones
acallando la conciencia.
La vida cual remolino
rauda en pos de tu destino
te empuja hacia la pendiente,
sonámbulo por la vida,
hasta que final partida
apaga deseo vehemente.
Agobiado por las penas
de insanos anhelos llenas
cual enfermizo delirio,
con tus voces de lamento
que rasgan gélido viento,
vas expiando cruel martirio.
Semejas triste cautivo
que no encuentra ya incentivo
para seguir existiendo,
de su alma ya no es el dueño,
el salvarla es febril sueño
del ser que va feneciendo.
Engreído de tus inventos,
pregonas a los cuatro vientos
esos torcidos ideales
oprobio para la ciencia,
te escudas en tu inconsciencia
para causar tantos males.
Trúncanse siempre las metas
en brillo de falsas vetas
por tu execrable ambición,
encierras esa ternura
allá entre falaz cordura,
en pos de tu perdición.
El odio la diaria senda
que avaricia de prebenda
guía rutinario vivir,
sembrando mal y discordias,
dicen remotas memorias
para oscuro devenir.
Guerras, abusos, traiciones,
iniquidad, vejaciones
son práctica cotidiana,
de tu alma ya la dulzura
sepultó cruel amargura,
irguiéndose soberana.
Despreciable ente inicuo,
te vanaglorias conspicuo
con disfraz de claros velos,
bajo tu carisma afable
planeando algo detestable,
sorpréndete los desvelos.
Tu anquilosada razón
que arguyes para el perdón
no es de peso a tu descargo,
huelga otra vez repetirlo,
quizá es necedad decirlo,
cavas un final amargo.
Jaime García García.